lunes, 5 de agosto de 2013

Mi juguete favorito

Transportándonos a la infancia, recordamos nuestro juguete favorito.

El triciclo mohoso
Manolo Sánchez nos habló de un triciclo en el que no le llegaban los pies al suelo. Lo utilizaba de castillo para jugar con sus cowboys de a peseta. Su padre lo requisó bajo un cajón en ele garaje hasta que el niño creciera. Pero cuando por fin lo sacaron de ahí, estaba tan mohoso que no se podían mover los pedales.

La cocinita sin agua
Emy recordaba que su juguete favorito eran las cocinitas. Le encantaba el menaje y se pasaba las horas jugando con ellas. Cada año le traían una nueva, y ella decía: "pero si ya tengo una", a lo que sus padres le contestaban que ya estaba vieja. Lo que más le gustaba era el fregadero, pero no tenía agua. Por fin le trajeron una que podía funcionar con agua, pero la madre no le dejaba ponerle agua porque lo ensuciaría todo. Ilusión y fracaso infantil en el mismo juguete.

Los Gi-Joe kamikaces
José Barra también se frustró con uno de sus primeros juguetes: un patinete que se le rompió enseguida y le hizo sentir gordo. Pero los que sí le hicieron disfrutar fueron los Gi-Joe, unos muñecos de guerra a los que internaba en la selva de plantas de su terraza. No recuerda ni cuántos tenía; cobraba una paga de 300 o 400 pesetas (unos dos euros) y los Gi-Joe costaban 800, así que se guardaba la paga y cada dos semanas se compraba uno. Lo malo -para los pobres Gi-Joe- fue al hacerse mayor que se dedicó a hacerles gamberradas -por no decir putadas- haciéndolos volar por los aires con petardos.

2 comentarios:

  1. Te lo curras muchísimo José. Me ha gustado mucho ver en tus propias palabras mi relato de infancia.

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